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jueves, 25 de octubre de 2012

Orquesta indie

Siete cantautores y la Orquesta Académica de Buenos Aires se unieron para un recital en el Teatro Coliseo.


Txt Gonzalo Sanchez Segovia Ph. Ezequiel Sambresqui

En el primer piso de una casa en la esquina de Perón y Uriburu está ensayando la Orquesta Académica de Buenos Aires: violines, cellos, contrabajos, flautas, oboes, clarinetes y setenta músicos afinan sus instrumentos. Están esperando que lleguen los cantantes Pablo Dacal, Alvy Singer, Pablo Grinjot, Alfonso Barbieri, Nacho Rodríguez, Lucio Mantel y Tomi Lebrero para arrancar el ensayo. Siete cantautores que se unieron a la orquesta para reversionar sus canciones en clave sinfónica. Hay otra canción  es el show que presentarán juntos hoy en el Teatro Coliseo, que, además, contará con Fito Paez, Palo Pandolfo, Onda Vaga y Sebastián Rubín como invitados. En una pausa durante la práctica, parados en ronda, cuentan detalles sobre el proyecto, cuyo principal artífice es Grinjot. “La idea la tenemos hace cinco años. Queríamos seguir experimentando con elementos de una orquesta, algo que veníamos haciendo, y de pronto apareció la oportunidad de concretar el proyecto con una orquesta completa”, explica.

Ustedes se caracterizan por intentar llevar las canciones a su mínima expresión. En este caso pasa todo lo contrario; ¿qué los motivó?

Alvy Singer: Siempre tenemos la idea de intentar vestir las canciones de maneras desafiantes, para nosotros, para los músicos que nos acompañan y para los lugares donde tocamos.

Nacho Rodríguez: En algún punto es algo estético, pero inevitablemente es súper emocionante tocar con tanta gente.

Pablo Dacal: Personalmente no lo pienso en términos de tocar solo o con un montón de gente. Aunque son muchas personas, es una orquesta, no un grupo, y una orquesta es un organismo en sí mismo. No son setenta individualidades, es un organismo formado por setenta personas, conducidas por un director y orientadas por un arreglador. Entonces se crean una serie de relaciones distintas, un juego muy interesante.

¿Cómo eligieron las canciones de su repertorio?

Alfonso Barbieri: Son los greatest hits de todos (risas).

Tomi Lebrero: Por ejemplo, tenía un tema que quería que suene con la grandilocuencia que aporta la orquesta. 

La Orquesta Académica de Buenos Aires nació en 2009, cuando las autoridades del Teatro Colón decidieron prescindir de una orquesta de jóvenes. “Nos quedamos en la calle, sin atriles, ni instrumentos, ni lugar para ensayar, pero con la totalidad de los músicos a favor de continuar, de seguir la lucha, que en principio fue por volver al teatro. Conseguimos que las autoridades hagan una academia orquestal, que por lo menos es un proyecto para jóvenes. Al final logramos formar nuestro espacio afuera”, cuenta Carlos Jaimes, el director. Hoy se encuentran activos, participan de proyectos musicales de todo tipo y, aunque conservan la estructura formal de una orquesta académica, también tienen la energía que añaden los músicos jóvenes. “Nos divierte mucho tocar con artistas de rock y pop. Los cantantes se sorprenden con la nueva sonoridad que alcanzan sus canciones y la orquesta toma su frescura y se libera un poco de la estructura y el designio clásico. También está bueno porque tocamos música de un autor que está vivo, y nos da la posibilidad de que nos explique de qué se trata su tema, para donde quiere apuntar los climas”, sigue.

El ensayo continúa y las canciones adquieren un volumen distinto al que los músicos están acostumbrados. Nico Posse, el arreglador, aporta su punto de vista: “No quise entorpecer la fineza que tienen todos estos cantautores, que no vienen del rock, sino de la guitarra acústica. No quise cambiar los acordes ni la forma, traté de respetar su esencia. La orquesta aporta el marco, cuando llevas las canciones a un formato clásico les estás dando mucha importancia. Son setenta músicos, pega de una manera distinta, y aunque la orquesta es más estructurada, la idea es que si lo sienten, bailen”.

Pablo Dacal canta Ella ya está en la playa y se mueve al lado del director, que guía a los músicos serio y pide repetir compases específicos. Las canciones suenan grandes y, gracias a la orquestación, adquieren un aire Beatle. Pasa Alfonso Barbieri y después Alvy Singer, la orquesta se adapta al estilo de cada uno de los cantautores, dibujando diferentes matices y arreglos para conseguir el efecto deseado. En un clima distendido, los que esperan para ensayar aplauden y sonríen conformes con los resultados, aunque en sus caras se nota la ansiedad del estreno en vivo. “Estamos emocionados, pero todavía falta una instancia superior, que es el concierto con iluminación y público. Ese calor y esa tensión que se da al ser observado. Me parece que ahí vamos a hacer música realmente con todos esos chicos”, desafía Pablo Grinjot. 

Hay otra canción se presenta hoy a las 21 en el Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125.
Entradas entre 30 y 100 pesos.

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